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Publicado el 17 de junio del 2016

“Trabajo Social y Ética: desafíos en el contexto actual” fue tema de conferencia en Escuela de Trabajo Social UBB

Por Cristian Villa Rodríguez
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La Dra. en Ciencias de la Educación, Patricia Castañeda Meneses, académica de la Universidad de Valparaíso, brindó la conferencia en el marco del acto inaugural del año académico de la Escuela de Trabajo Social de la sede Chillán. La expositora identificó a los conceptos cristianos, la condición política situada en la contingencia y la condición de protección a los Derechos Humanos, como ejes fundantes de la ética en la disciplina profesional. El director de Escuela, Marcelo Gallegos Fuentes, destacó la centralidad de la reflexión en el desempeño de la profesión.

La conferencia tuvo lugar en el salón auditorio Miguel Jiménez Cortés de la Facultad de Educación y Humanidades, y contó con la participación de académicos y académicas, investigadores, y estudiantes de la carrera.

El director de la Escuela de Trabajo Social de la sede Chillán, Marcelo Gallegos Fuentes, destacó que la inauguración del año académico permite dar inicio a un proceso de reflexión, análisis y aprendizaje sobre discusiones profundas e importantes para la disciplina.

“Este año, la temática que nos convoca es la ética en Trabajo Social. La pregunta que surge de inmediato es ¿por qué la ética? Para algunos autores ‘nuestra vida está llena de elecciones; y la reflexión sobre cómo elegir, y qué es mejor para la vida es lo que se llama ética’. Trabajo Social está lleno de decisiones éticas, porque constantemente nos estamos preguntando qué es mejor para la vida. En el mundo actual, marcado por la tecnología, la inmediatez y por el logro individual como síntesis del éxito, responder esta pregunta no es algo sencillo, y no lo es también para la disciplina. Los escenarios de la vida social se complejizan, se superponen, aparecen nuevos códigos, pero al final del día, los trabajadores sociales debemos responder a un proyecto político claro, que promueva valores fundamentales como la dignidad, la inclusión social y la equidad, y esto requiere en palabras de Cayetana Rodríguez sólo de intervenciones profesionales técnicamente correctas, sino también de intervenciones éticamente correctas”, manifestó.

La Dra. Patricia Castañeda Meneses agradeció la invitación de la Escuela de Trabajo Social de la UBB para discutir sobre este tema tan relevante y vital.

-¿Qué antecedentes sientan las bases de la ética en Trabajo Social en Chile?

-“Debemos reconstruir el concepto de ética de Trabajo Social a partir de una semblanza de los principales aportes históricos en su constitución. El primer elemento, que está en su génesis y que es anterior a su año de fundación formal en Chile, que es 1925, corresponde a los principios de caridad cristiana, de ayuda al otro, la asistencialidad como un principio fundamental de un ejercicio que después se irá desarrollando como una práctica profesional mucho más técnica”.

-“Una segunda fuente se vincula con los periodos de la década de 1960 y comienzos de 1970, cuando en Latinoamérica el Trabajo Social enfrentó un proceso que se denominó ‘Reconceptualización’, y consistió en una mirada crítica a su ejercicio, justamente basado en la condición cristiana, y en que en un marco de profundas reformas estructurales y de cambios a nivel de país y de América Latina, fue construyendo un rol mucho más situado en la contingencia, que definió como agente de cambio social y que se traduce principalmente en una mirada más política y más contingente. Asumir que las situaciones sociales no son solo frutos del azar, sino que muchas veces de estructuras que tienen condiciones de opresión y condiciones de desventaja para quienes sufren sus efectos”.

-“Luego del Golpe Militar de 1973 se debe considerar un proceso vinculado principalmente a la valoración de los Derechos Humanos, como un tercer componente que se instala fuertemente en el ejercicio profesional y en el que de alguna manera se completa esta suerte de triada virtuosa del concepto de la ética en el Trabajo Social: los conceptos cristianos, la condición política más situada en la contingencia y la condición de protección a los Derechos Humanos, porque además se construye desde la condición de su vulneración, y por lo tanto la deja en una actitud de protección y guardia para que estos eventos de vulneración no se vuelvan a producir”.

-¿Qué ocurre al considerar este componente ético y contrastarlo con el contexto social de hoy?

-“Es interesante revisar el contexto social en el que nos encontramos hoy, que pudiéramos caracterizar como de malestar social, de manera genérica, en el que van apareciendo distintas manifestaciones de la ciudadanía, y que se van enfrentando a distintos aspectos de la vida cotidiana, en los que pareciera ser que esta situación de enfrentarlos, de resolverlos de buena manera, va exigiendo a las personas una posición en la que no siempre obtiene aquello que busca y por lo cual, la mayoría de las veces tiene que cancelar por aquello”.

-“Buscando entonces, cuál ha sido el más cercano componente de malestar social que se haya expresado en un evento en los últimos 50 años en Chile, aparece con mucha fuerza, en el marco de la dictadura, lo que fueron las movilizaciones sociales conocidas en la época como las ‘protestas pacíficas’. Estas se desarrollaron entre los años 1983 y 1985, y en términos de manifestación sumaron las condiciones sindicales, universitarias y poblacionales, dado que lo político aparecía vedado, pero también de alguna manera estaba presente. Según algunos autores, es probablemente uno de los momentos más críticos de la dictadura y en el que efectivamente se logra hacer tambalear esa estructura. (Las protestas pacíficas) No se mantiene en el tiempo y se detienen, por el alto costo ético en vidas humanas que ello significaba, pues cada protesta era cada vez más violenta y los actos de represión más fuertes”.

-“Por lo tanto, se detiene ese proceso pero queda esta suerte de experiencia social en la memoria colectiva de que esta salida a la calle, aún en el esfuerzo de hacerlo frente a uno de los regímenes más violentos que ha tenido Chile, es porque la situación de crisis económica que vivía el país, junto con la represión política, los enfrentaba a una disyuntiva que era, parafraseado de esos años, -preferible a morir de hambre, morir peleando-”.

-“Entonces, la salida masiva de Chile en ese momento de protesta y malestar social, se realiza en un marco de Derechos Humanos vulnerados desde el Estado, que debería ser el garante, quien los cuidara y protegiera. Efectivamente, los efectos de la crisis económica impactan fuertemente en salud, educación, vivienda, trabajo, y por tanto Derechos Humanos básicos que son vulnerados más allá de estas libertades individuales, que la represión política también instala”.

-Usted establece ese periodo como pauta para analizar lo que sucede en Chile hoy…

-“Si tomamos esto como lista de cotejo y lo observamos hoy día, podríamos plantear que efectivamente hay derechos sociales que están siendo vulnerados. La educación, en el marco indirecto de lo que son las movilizaciones estudiantiles, sumados al ámbito de la salud; una salud que no logra resolver de manera eficiente las necesidades de la población de menores ingresos en la cobertura pública, sumado a una oferta de salud privada que muchas veces deja en la indefensión a quienes son sus propios afiliados, al no garantizar coberturas o planes de emergencia en situaciones críticas”.

-“Se complementa la salud con el ámbito medioambiental. En el último tiempo hemos visto muchas movilizaciones vinculadas, desde el hito fundacional de Hidroaysén, a la negación de instalaciones de plantas termoeléctricas en muchos lugares debido al factor de contaminación, los temas de las mineras, el uso del agua, es decir, hay una conciencia de país que empieza a instalarse fuertemente”.

-“También en los temas de educación, salud y vivienda, se va instalando esta suerte de malestar que empieza a expresarse otra vez en la calle. Pero es una población que ha cambiado, que tiene 14 años de escolaridad en promedio, y por lo tanto su posición ya no es tan fácil de resolver desde la posición política, por lo tanto, no esperemos que sean las nuevas ofertas políticas las que resuelvan una situación de malestar que se enfrenta con población informada y educada, que busca nuevas alternativas y que muchas veces las propone, no obstante no siempre se escuchan o sus medios no son siempre los más legítimos”.

-¿Qué sucede hoy entonces comparando con la hipótesis anterior?

-“Ocurre que quien vulnera estos Derechos Humanos hoy es el mercado. Por lo tanto, el Estado, que debiera ser el garante, aparece tremendamente disminuido en sus medidas, pues el Estado comienza a tensarse en un campo de fuerzas con el mercado. Muchas veces, cuando hemos visto estas situaciones críticas, se plantea la necesidad de fortalecer el Estado, que avance desde un rol regulador a tener mayores atribuciones. La respuesta inmediata del mercado es que mientras más Estado, hay una condición de menor libertad individual, por oposición, entonces, si tenemos más mercado, tendremos más libertades individuales. Pero las libertades individuales siempre han sido reguladas por una lógica de derecho social, es decir, las libertades individuales tienen que ver con aquello que el bien común establece como un espacio de convergencia y encuentro”.

-“En esa perspectiva, la condición de libertades individuales del mercado, que a veces nos deja una plena libertad de elegir espacios de educación, ropa, tecnología, vacaciones, una lista inagotable, es a veces, engañosamente planteado desde la lógica de la libertad individual para comprar, pero podríamos agregar además para endeudar, podríamos agregar para generar los efectos de lo que podría significar una condición de mercado que mientras fuiste alguien para captar como beneficiario, fuiste tratado de una manera bastante acogedora, pero en el minuto en que pasas a una lista compleja de morosidad, de endeudamiento, entonces vas teniendo todos los efectos de quedar, de alguna manera, en la indefensión”.

-«Por lo tanto, en el cierre de la reflexión lo que se plantea es que nos hemos vuelto una sociedad tan secular, abandonando las condiciones probablemente fundacionales de la cultura, desde una perspectiva cristiano occidental, que de los tres componentes de la ética en el trabajo social (conceptos cristianos, la condición política situada en la contingencia y la condición de protección a los Derechos Humanos), el que hoy aparece más debilitado es el de los valores universales generados por una cultura cristiana, en que la ayuda al necesitado, la ayuda al otro, se ven cuestionadas por una condición agnóstica, crítica. La Iglesia ha hecho lo suyo también, con esta pérdida de institucionalidad y de valorización de su tarea al interior de nuestra sociedad, por lo tanto, pudiera ser que de esos tres elementos iniciales que teníamos al momento de plantear lo que constituía la ética, tengamos debilitado uno”.

Usted estima que eso es un riesgo porque se pierde la noción de ‘lo sagrado’, entendiendo el concepto como aquello que no estamos dispuestos a transar.

-“La propuesta del planteamiento es el siguiente. En la medida que lo cristiano es cuestionado -y no lo digo desde la perspectiva particular del credo, sino desde la idea de los valores de la cultura cristiana a los que Chile ha adscrito y que compartimos con toda América Latina- se establece una pérdida importante de ruptura con la condición de lo sagrado, porque tanto lo político como lo vinculado a Derechos Humanos terminan siendo convenciones, ejercicios, condiciones humanas construidas en un ejercicio de perfeccionamiento de un Estado de Derecho, en el que cada uno como ser humano, en el marco de las Ciencias Jurídicas, u otros elementos, fue generando para normar este buen vivir, para normar este bien común que compartimos todos como sociedad”.

-“Entonces, cuando se debilita algo así como -la piedra angular de una construcción de cultura-, y se pierden los elementos vinculados a lo sagrado, también se pierde la condición del límite, de la norma, de lo aceptable, de lo que establece un factor regulador muy profundo en lo que podríamos declarar, tal vez, en las ideas limpias no solo del bien y del mal, sino que de lo adecuado y lo no adecuado, y probablemente lo ético, que es el tema que nos convoca y que regula particularmente la actuación, no solo de un profesional, sino que también de una persona en el marco de su vida cotidiana”.

-“La toma de decisiones siempre es confrontada bajo una perspectiva de aquello que pueda producir la menor disrupción entre aquello que es lo que tu marco de valores acepta, lo que tu marco de valores, construido muchas veces inter generacionalmente por la familia, por la experiencia, enriquecido por la experiencia universitaria y profesional, y en el que independientemente, aunque no lo declaremos, probablemente siempre buscamos actuar en conformidad con esos valores, porque cuando no lo hacemos la condición de inconsistencia, la incomodidad respecto a ser una persona incongruente entre aquello que dice y aquello que hace, es generalmente algo a lo que podemos escapar frente a otros, pero que en el plano personal de la conciencia y del actuar en conciencia, efectivamente llega un minuto en que nos pasa la cuenta”.

Cristian Villa Rodríguez

Cristian Villa Rodríguez, Periodista. cvilla@ubiobio.cl 042-2463015

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